20141130

La cafeína podría curar la adicción a las drogas


La cafeína podría curar la adicción a las drogas




Entre todas las características que posee la cafeína, los investigadores han encontrado una más: bloquea efectos producidos por las drogas y ayuda a aliviar síntomas de esta adicción.


Científicos de Nueva York han descubierto una cualidad sorprendente del café. Resulta que la cafeína bloquea los cambios que produce en el cerebro el consumo de cocaína. Los resultados de la investigación son más evidentes en las mujeres, debido a que ellas son más propensas a las adicciones, informa Dailymail .

Según investigaciones anteriores, la cocaína afecta el ciclo menstrual de las mujeres, puede interrumpirlo o cambiarlo, produciendo al mismo tiempo cambios en el nivel de estrógeno, lo que explica la diferencia entre la adicción femenina y la masculina. Los científicos sostienen que las mujeres se ven más afectadas por las drogas cuando tienen un nivel de estrógeno más alto.

Al mismo tiempo, las nuevas investigaciones han demostrado que la cafeína puede ser útil para neutralizar los efectos secundarios de las drogas, especialmente en las mujeres.

Para el experimento fueron utilizadas ratas. La cocaína introducida en el cuerpo de los roedores provocó cambios en su ciclo. Pero al introducir cafeína, en media hora esos efectos fueron neutralizados, comprobando que la mezcla de cocaína y cafeína no afectaba el ciclo de los animales.

De este modo, la investigación prueba que la cafeína neutraliza los cambios hormonales causados por el consumo de drogas. Patricia Broderick, la profesora que encabezó la investigación dedicada a la cafeína, asegura que se trata de “un trabajo de vanguardia con resultados nunca antes vistos”.

Los científicos esperan que los resultados de la investigación sean útiles para los tratamientos modernos contra la adicción a las drogas.

20141126

El mayor mapa del cáncer destapa enormes diferencias por países

resumen: los países más ricos tienen mejores tratamientos..


El mayor mapa del cáncer destapa enormes diferencias por países


El mayor mapa mundial de la supervivencia frente al cáncer vuelve a mostrar que el código postal es más importante que el código genético en la salud pública. El trabajo, elaborado por 500 investigadores con datos de 25 millones de pacientes en 67 países, demuestra que el cáncer es mucho más letal en unas regiones que en otras. Por ejemplo, la supervivencia a los cinco años frente al cáncer más común en niños, la leucemia linfoblástica aguda, alcanza el 90% en Canadá, Austria, Bélgica, Alemania y Noruega, frente a países como Jordania, Túnez, Indonesia y Mongolia, en los que oscila entre el 16% y el 50%.

El estudio, denominado Concord 2, afirma que la mayor parte de las diferencias observadas “es probablemente atribuible a la desigualdad en el acceso a los servicios de diagnóstico y tratamiento óptimos”. Los autores recuerdan que la presencia de aceleradores lineales —las máquinas utilizadas para producir rayos X capaces de destruir las células cancerosas de un paciente— varía enormemente por países. En Europa, habitualmente hay como poco una máquina por cada 500.000 habitantes. En India, una para entre 2 y 5 millones de personas. En países como Kenia y Tanzania, apenas hay un aparato para más de 5 millones habitantes. Y en más de 30 países de África y Asia no hay ninguno.

El programa Concord es una colaboración científica internacional que intenta influir con datos en las políticas nacionales de control del cáncer. Su primera evaluación, publicada en 2008, contó con cifras de cuatro tipos de cáncer en 31 países y destapó grandes diferencias en la supervivencia entre los blancos y los negros de EE UU. Este segundo trabajo, publicado hoy en la revista médica The Lancet, dispone de cifras de 10 tipos de cáncer en países en los que viven dos terceras partes de la población mundial.

Entre los 10 tipos de cáncer estudiados, los de hígado y pulmón son los de peor pronóstico, con una supervivencia menor del 20%

El estudio recoge datos del periodo 1995-2009. En ese lapso, la supervivencia a los cinco años tras el diagnóstico de un cáncer de pulmón mejoró en países como Israel (pasando de un 17% a un 24%) y Japón (de un 23% a un 30%), pero sigue siendo “muy mediocre” en algunas partes de Europa, como Reino Unido, donde solo llega al 10%. En España roza el 13%.

El análisis constata que, entre los 10 tipos de cáncer estudiados, los de hígado y pulmón son los de peor pronóstico, con una supervivencia a los cinco años menor del 20% en la mayor parte de los países, tanto ricos como pobres. En Gambia, la supervivencia al cáncer de hígado solo llega al 5%. En cuanto al cáncer de estómago, la supervivencia es mayor en el sur y el este de Asia, llegando al 54% en Japón y al 58% en Corea del Sur. En España es del 27%. Estos datos sugieren que hay “importantes lecciones que se pueden aprender de estos países”, como el énfasis en el diagnóstico temprano, según un comunicado de la revista The Lancet.

"Nuestros hallazgos muestran que, en algunos países, el cáncer es mucho más letal que en otros. En el siglo XXI no debería existir un abismo tan dramático en la supervivencia”, sentencia la epidemióloga italiana Claudia Allemani, profesora de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y autora principal del trabajo.

En el siglo XXI no debería existir un abismo tan dramático en la supervivencia", afirma la principal autora del estudio

“Estos estudios de evaluación son fundamentales, porque reflejan en buena medida el funcionamiento del sistema sanitario”, opina Miquel Porta, catedrático de Salud Pública en el Instituto de Investigaciones Médicas del Hospital del Mar, en Barcelona. Que el cáncer sea o no una sentencia de muerte depende de la detección y el tratamiento tempranos.

“Si no funciona bien la atención primaria y la coordinación entre ésta y los hospitales, el diagnóstico y el inicio del tratamiento se retrasan de forma inaceptable. En España y otros países occidentales estos retrasos siguen siendo inaceptablemente largos. Esto es mucho más importante que aplicar tratamientos carísimos, que a menudo apenas prolongan la vida de los pacientes”, afirma el epidemiólogo.

Porta, que no ha participado en el Concord 2, recuerda que el registro de tumores de su hospital es uno de los más completos de España. En uno de sus estudios, con 2.000 mujeres con cáncer de mama, mostró que estos tumores “se diagnostican en estadios mucho más precoces que hace 20 años y que la supervivencia ha mejorado de forma espectacular”. La supervivencia a los cinco años aumentó del 73% en el periodo 1992-1995 al 86% en 2001-2005. “En España, estas conquistas sanitarias se están echando a perder por las políticas ultraliberales de CiU, PP y compañía: vemos cómo los retrasos vuelven a aumentar, por ejemplo los tiempos entre el diagnóstico y el inicio del tratamiento”, cree Porta, expresidente de la Federación Europea de Epidemiología.

Los datos del Concord 2 no sostienen su tesis, ya que solo llegan a 2009, antes de que empezaran los recortes en la sanidad pública. “Todavía no hay datos de que las cosas vayan a peor en España, aunque detectamos un retraso en el acceso a pruebas diagnósticas”, opina por su parte Josep María Borràs, coordinador del grupo de epidemiología de la Red Temática de Investigación Cooperativa en Cáncer. Con los datos de 2009, “España está por encima de la media europea, aunque con margen de mejora respecto a otros países”, explica Borràs.

En España, el diagnóstico y el inicio del tratamiento se retrasan de forma inaceptable", según el epidemiólogo Miquel Porta

Este epidemiólogo resalta las diferencias entre países ricos y pobres y aplaude “el buen trabajo que están haciendo algunos países en América Latina con los recursos disponibles”. El nuevo análisis muestra que la supervivencia frente a los cánceres de mama y colorrectal ha mejorado en todos los países desarrollados y también en Sudamérica, sobre todo en Brasil, Colombia y Ecuador. En este último país, el 68% de los pacientes de cáncer de colon siguen vivos cinco años después del diagnóstico, frente al 59% en España, según los datos del estudio.

En cuanto al cáncer de mama, Brasil llega a cotas de supervivencia del 87%; EE UU, de casi el 89%; España, del 84%; y Mongolia, el peor en esta clasificación, de tan solo el 56%.

El Concord 2 deja clara la importancia de las políticas sanitarias. En Lituania, la supervivencia al cáncer de próstata pasó del 52% en 1995 al 92% en 2009, gracias al mejor acceso a la sanidad y a la implantación en el año 2000 de pruebas de diagnóstico precoz de este tumor.

Los autores principales del estudio, entre los que se encuentra el epidemiólogo español Rafael Marcos Gragera, de la Universidad de Girona, concluyen haciendo un llamamiento a la Organización Mundial de la Salud y a Naciones Unidas para que reduzcan “las crecientes dificultades legales y de procedimiento” para acceder a los datos de los registros de pacientes de cáncer. Por ejemplo, recuerdan, las nuevas leyes de protección de datos que prepara la UE “convertirían en ilegales o imposibles los registros de cáncer y la mayor parte de la investigación en el campo de la salud pública en 28 países europeos”.

20141124

8 Beneficios de la quinoa para la salud

8 Beneficios de la quinoa para la salud


Los beneficios de la quinoa son bien conocidos por las personas a las que les gusta cuidar su salud y es que esta planta con origen en Perú, Colombia, Bolivia y Ecuador contienen un gran alimento de los más nutritivo que podemos encontrar en la naturaleza.



La quinoa es el único alimento de origen vegetal que contiene todos los aminoácidos esenciales y además no contiene gluten.

Los beneficios de la quinoa son muchos y vamos a ver los más importantes de cara a nuestra salud.

Beneficios de consumir quinoa


1. Mejora las funciones del sistema digestivo: La quinoa contiene una gran cantidad de fibra, haciendo que sea un alimento muy bueno, depurativo y eliminador de toxinas además de que ayuda a proteger el estómago.

2. Refuerza el sistema inmune: Contiene lisina que es un aminoácido muy importante en el organismo el cual interviene en las funciones para la formación de los anticuerpos. También ayuda mucho en la reparación celular.

3. Produce saciedad: La quinoa es un cereal que tiene una gran capacidad absorbente del agua y para permanecer más tiempo en el estómago y por lo tanto nos hace sentirnos saciados durante más tiempo que en el caso de otros alimentos.

4. Beneficia la salud de algunos órganos vitales: Esto se debe en gran parte a su contenido en metionina, que utiliza el hígado para producir una sustancia que previene las enfermedades hepáticas pero también los trastornos cerebrales, la depresión, la fibromialgia o la fatiga crónica.

5. Nos ayuda frente a la contaminación: La quinoa tiene más beneficios desde el punto de vista de ser un alimento desintoxicador del organismo, ayudando a expulsar los metales pesados y combatiendo la acción de los radicales libres.

6. Claridad mental: La quinoa al ser rica en fenilalanina ayuda a estimular la capacidad cerebral y a mejorar las funciones de los neurotransmisores que intervienen en los estados de alerta, depresión o el dolor. Esto hace que pensemos con una mayor claridad.

7. Buena para las articulaciones: Contiene prolina y gracias a ello el consumo de quinoa beneficia la salud de las articulaciones, además de que ayuda en la recuperación de las lesiones musculares y en las úlceras.

8. Potencia la memoria: La quinoa contiene ácido glutámico que interviene en los procesos de energía para el cerebro y en procesos de memorización y de aprendizaje.

La quinoa puede consumirse entera, molida, en copos, mezclada con otros granos o cocinada para elaborar deliciosos y nutritivos guisos.

20141104

Lo que la tecnología nos puede hacer perder

Lo que la tecnología nos puede hacer perder


Cerrad los ojos e imaginad un futuro singular. Uno en la que la Federación Terrestre está en guerra con Deneb, y en dicha guerra se utilizan armas de largo alcance controladas por ordenadores que son caros y complejos de sustituir. Nadie entiende muy bien cómo funcionan, hasta que un técnico de grado inferior, Myron Aub, descubre por ingeniería inversa los principios de la aritmética básica. Ese sencillo descubrimiento, escondido en lo más profundo de la memoria de la humanidad, provoca que por fin los humanos vuelvan a saber coger un lápiz y un papel y hacer algo tan simple como una suma o una multiplicación.

Ese es el argumento de 'El sentimiento de poder', una premonitoria historia corta incluida en la novela de Isaac Asimov "Sueños de Robot". Y aunque exagerada, lo cierto es que su principio fundamental es aterrador. Las máquinas, la tecnología, están haciendo que perdamos gradualmente todo tipo de tradiciones, rutinas y aprendizajes que hasta ahora conformaban nuestra vida. Esa tecnología que nos hace la vida más cómoda también nos está haciendo perder libertad y capacidad en muchas áreas que ahora miramos casi con desprecio. ¿Para qué pensar si una ordenador puede hacerlo por nosotros? ¿Para qué trabajar con nuestras manos si un robot puede superarnos en velocidad y precisión, ahorrándonos el esfuerzo?

¿Para qué recordar?

El autor americano Nicholas Carr precisamente centra en esas preguntas su último libro, 'Atrapados', en el que analiza el impacto que la tecnología ha tenido en nuestras vidas, sobre todo en estos últimos años en los que los smartphones se han convertido en nuestros inseparables acompañantes y en lo que el acceso a Internet hace que tengamos respuesta a (casi) todas nuestras preguntas.



La cuestión no es nueva, por supuesto. Ya en 2011 Wired se preguntaba sobre una idea que nos rondaba en la cabeza desde hacía años. ¿Está Google arruinando tu memoria? Un estudio conjunto de la Universidad de Columbia, la Universidad de Harvard y la Universidad de Wisconsin trató de evaluar el impacto de Google en nuestra memoria con cuatro sencillos experimentos.

En uno de ellos los participantes escribieron 40 hechos genéricos -por ejemplo, 'el ojo de una ostra es más grande que su cerebro'- en un ordenador. A la mitad de ellos se les dijo que la información quedaría guardada en el ordenador, mientras que a la otra mitad se les dijo que esa información se borraría más adelante. La conclusión de ese primer experimento era clara: "los participantes no hicieron ningún esfuerzo para recordar si sabían que luego podrían consultar los hechos que habían introducido".

Otras pruebas daban el mismo resultado, y en todos ellos se enfatizaban "los efectos amnésicos de Internet", lo que ha hecho que Google se convierta en muchas ocasiones en un perfecto y accesible sustituto de nuestra memoria. Los científicos destacan que hasta no hace mucho los seres humanos nos basábamos en nuestra 'memoria transactiva': la única fuente de información fiable habían sido precisamente otros seres humanos. Pero Google (o la Wikipedia, otro buen ejemplo) se ha convertido en esa referencia infalible, esa fuente de información que hace innecesario que tengamos que memorizar cualquier dato.

El artículo de Wired destaca que en realidad los humanos somos muy malos recordando. Nuestra memoria, de hecho, se 'reconsolida' continuamente. Cada vez que rememoramos un dato también lo reconstruimos, modificando de forma sutil cierto detalles, algo que provoca que cada nueva vez que recordamos algo, este recuerdo se vuelve gradualmente menos preciso -lo que podría tener que ver con que a menudo lo exageremos-. Pero Google no reconstruye nuestra memoria -o más bien, la suya-: la reproduce tal cual la registró por primera vez, salvo que lógicamente esa información haya sido modificada o actualizada de forma automática o manual.

Yo no soy tonto. O puede que sí.

La amenaza está presente en todos los ámbitos de nuestra vida, sobre todo para países desarrollados en los que la tecnología se ha integrado tan profundamente en nuestras vidas que, literalmente, nos está convirtiendo en un poco más estúpidos. La pregunta de Wired en 2011 era solo una de las muchas que nos hemos estado planteando desde hace años, porque 3 años antes, en julio de 2008, en The Atlantic se hacían una pregunta aún más inquietante: ¿Está Google convirtiéndonos en estúpidos?



Evidentemente la pregunta podría extenderse a otros servicios y herramientas similares, pero también a productos tecnológicos que evitan que tengamos que esforzarnos demasiado. Uno de los ejemplos que más se citan en los últimos tiempos es el de los lectores de libros electrónicos y sus competidores directos: los libros en papel de toda la vida.

Diversos estudios parecen demostrar que la concentración que se logra al leer libros en papel es mayor que la que ofrecen los dispositivos orientados a leer libros electrónicos. Hablaban de ello en Scientific American en abril de 2013 y revelaban cómo hasta 1992 "la mayoría de los estudios concluían que la gente lee más lentamente, con menor precisión y con menos compresión en pantallas que en papel. Los estudios publicados desde principios de los 90 indican no obstante resultados menos consistentes. Una ligera mayoría confirma las conclusiones previas, pero casi la misma cantidad encuentran muy pocas diferencias significativas en la velocidad de lectura o la comprensión entre la lectura en papel y en pantalla".

Aún así, continúan en dicha reflexión, tanto ciertos experimentos de laboratorio como informes de consumidores "indican que las pantallas modernas y los lectores electrónicos fracasan a la hora de recrear adecuadamente ciertas experiencias táctiles a la hora de leer en papel que mucha gente echa de menos y que, lo que es más importante, evitan que la gente navegue por textos largos en una forma intuitiva y satisfactoria".

Las distracciones que generan los dispositivos electrónicos y esa propensión a la procrastinación es una amenaza real en escenarios muy claros. Y el más preocupante, el de nuestros centros educativos, donde la introducción de la tecnología -con portátiles y tablets que prometían una revolución en la educación- está siendo muy discutida -algo que también discutían hace muy poco en The Atlantic-. De hecho, hay un texto cada vez más célebre sobre el tema, 'The Pen Is Mightier Than the Keyboard' en el que se alude a las desventajas de la toma de apuntes con teclado frente a ese proceso con el tradicional lápiz y papel.

El smartphone como asistente tóxico

Es, como decíamos, una de las áreas en las que la tecnología parece estar haciéndonos la vida más cómoda, pero no necesariamente mejor. Los smartphones son probablemente el mejor ejemplo de esa simplificación de nuestra rutina diaria que debemos tratar también de contemplar con cierta perspectiva crítica.



Porque esos terminales móviles sin los que ya no podríamos vivir -y sin los que la gente ha vivido perfectamente bien hasta no hace mucho- nos ayudan en todo momento. Evitan que nos perdamos en el coche, evitan que cometamos faltas de ortografía (algo que no parece importar demasiado en aplicaciones de mensajería instantánea), y nos permiten realizar cálculos y operaciones rápidas en todo tipo de situaciones.

Nos evitan, como en otros ámbitos, tener que pensar. Tener que recordar. Algo que lógicamente es peligroso y que crea un nuevo paradigma en nuestro uso de la tecnología -que debería ser analizado y diría más, hasta regulado- que puede llevar a situaciones en las que efectivamente acabemos por dejar de esforzarnos. ¿Para qué?

Un futuro aterrador

Es inevitable no hacer todo tipo de elucubraciones con lo que nos depara un futuro en el que la tecnología seguramente tendrá más y más relevancia en nuestras vidas. Las películas de ciencia ficción no suelen ser demasiado benévolas con la humanidad en esas predicciones -aunque casi siempre hay algún héroe salvador que nos saca las castañas del fuego-, y lo cierto es que tanto los estudios como la realidad cotidiana nos hace pensar que las desventajas de esa dependencia de la tecnología podrían ser más perjudiciales que sus ventajas.



Personalmente soy incapaz de no hacer referencia a otra de esas películas de ciencia ficción. Una dulce, fantástica e injustamente subestimada historia que ofrece una perspectiva distinta pero igualmente preocupante. Se trata de WALL-E, una producción de Pixar de 2008 que alude a esa dependencia de la tecnología de una forma prodigiosa.

En una de las escenas de la película (claramente no dirigida a niños) el pequeño protagonista llega a la nave en la que multitud de seres humanos viven, y allí observa algo asombroso. Todos ellos -orondos y orondas por la inactividad física y una dieta poco adecuada- van en sillas flotantes de las que no se bajan porque, sencillamente, no lo necesitan. En la escena en cuestión uno de ellos trata de obligar a WALL-E a que recoja su vaso de refresco para llevárselo, pero al intentar dárselo cae de la silla y queda en medio de la calle 'peatonal' -por la que no hay nadie andando- como un bebé, sin ser capaz de levantarse.

La escena, a pesar de estar retratada con la genialidad habitual de Pixar, es inquietante por la realidad que plantea. ¿Nos enfrentamos a un futuro en el que ya no necesitaremos andar, en el que apenas nos moveremos, o pensaremos, o nos esforzaremos? Terrible.

Irónicamente, Google -y por extensión, otros buscadores y servicios-, que parece tener todas las respuestas, no parece tenerla a una pregunta muy simple: ¿Google, nos estás haciendo más estúpidos? La respuesta es un silencio binario aterrador. Porque puede que en el fondo Google sí sepa la respuesta y no quiera dárnosla.

Nota: Aunque la reflexión tiene -adrede- un enfoque pesimista y tremendista, la idea precisamente es la de que ese tono obligue a que al menos durante unos minutos reflexionemos hacia dónde nos está llevando la tecnología. Obviamente, las ventajas que ha traído la adopción de todo tipo de tecnologías son asombrosas, y como convencido absoluto de sus ventajas personal y profesionalmente simplemente quería apuntar a una realidad patente: la de que hay que ser autocríticos y poco autocomplacientes. No dejéis de pensar. Ni de recordar.

20141103

Diez maneras de ser muy feliz (avaladas por los científicos)


Diez maneras de ser muy feliz (avaladas por los científicos)

La práctica totalidad de las ciencias ha estudiado qué nos hace felices y qué no y las respuestas son tan variadas como investigaciones se han hecho sobre el tema. El periodista Jeff Haden ha recogido algunas de las principales actitudes que contribuyen a nuestra felicidad, basándose en las observaciones de Belle Beth Cooper. Estas son, entre otras, diez de las conclusiones más sólidas.

1. Haz ejercicio. Aunque sea durante 7 minutos.

Con frecuencia pensamos que no tenemos tiempo para hacer ejercicio, pero sólo siete minutos son suficientes para hacernos un poco más felices. ¿No tenemos siete minutos que extraer de nuestro apretado horario?

El ejercicio tiene un efecto tan profundo en nuestra felicidad y en nuestro bienestar que se ha convertido en una estrategia eficaz para combatir la depresión. Así lo probaba un estudio citado en el libro de Shawn Achor The Happiness Advantage. En él tres grupos de pacientes deprimidos fueron tratados con medicación, con deporte o con una combinación de ambos. Los resultados son verdaderamente sorprendentes: todos los grupos experimentaron una mejoría. Sin embargo, fueron testados seis meses después para comprobar si se habían producido recaídas. Un 38% de los que sólo habían tomado medicación había retomado la depresión, un 31% de los que habían combinado medicación y ejercicio había recaído igualmente, y sólo un 9% de los que habían paliado su depresión con el deporte había recaído a los seis meses.

Los beneficios del deporte, sin embargo, no se limitan a las personas deprimidas. Igual que sus efectos son positivos en éstas, lo son en cualquiera que haga ejercicio y desee ser un poco más feliz a lo largo del día. Una buena opción es practicar running, lo que te dará una libertad que es imposible alcanzar mediante otros deportes.

2. Duerme más: serás menos susceptible ante las emociones negativas

Dormir es muy importante para que el cuerpo se recupere de su actividad diaria, y tiene efectos muy positivos en nuestra alegría. Así lo confirman Po Bronson y Ashley Merryman en NurtureShockdonde aluden al hecho de que los estímulos negativos se procesan en la amígdala y los positivos y los neutrales en el hipocampo. La falta de sueño afecta con mayor intensidad al hipocampo, por lo que las personas que duermen mal tienen mayor tendencia a recordar con intensidad los eventos negativos y a olvidar los positivos.

La afirmación se sustenta con un experimento realizado por Walker en el que una serie de universitarios privados de sueño debían memorizar una lista de palabras. Recordaban el 81% de las palabras negativas, como cáncer, y sólo el 31% de las palabras positivas o neutras, como sol o baloncesto.

Aquí te ofrecemos una guía para dormir bien con las mejores (y las peores) posturas para conciliar el sueño.

El humor con que afrontamos las primeras horas del día puede condicionar la jornada completa, de modo que es importante descansar bien.

3. Pasa más tiempo con los amigos y la familia

Suena tópico, pero no haber pasado el tiempo suficiente con los amigos y la familia es uno de los principales arrepentimientos que expresa la gente antes de morir. Interactuar con aquellos que nos aprecian y a los que apreciamos revierte positivamente en nuestro estado de ánimo. Así lo explica Daniel Gilbert, profesor de psicología de Harvard: "Somos felices cuando tenemos familia y somos felices cuando tenemos amigos, y casi todas las otras cosas que creemos que nos hacen felices son, en realidad, vías para tener más amigos y más familia".

En la misma línea, el estudio Terman, recogido en The Longevity Projectconcluía que las relaciones con los demás son fundamentales para vivir una vida larga y feliz: "El beneficio más claro de las relaciones sociales viene de ayudar a los demás. Aquellos que ayudaban a sus amigos y sus vecinos, aconsejando y cuidando de los demás, tendían a vivir más que el resto".

4. Sal a la calle con frecuencia

En The Happiness Advantage Shawn Achor recomienda pasar tiempo al aire libre para aumentar la alegría y el buen humor: "Reservar tiempo para estar al aire libre cuando hace buen día proporciona grandes ventajas; un estudio reveló que pasar 20 minutos en la calle cuando hace buen tiempo no sólo propicia el buen humor, sino que desencadena la reflexión y mejora la memoria".

Así, aunque sea simplemente en el descanso para comer, reserva unos minutos al día para que te dé el aire.

5. Ayuda a los demás

Para ser felices nosotros mismos resulta imprescindible ayudar a los demás, y 100 horas al año (dos horas a la semana) parece ser el número clave de tiempo que debemos dedicar al resto. El Journal of Happiness Studies publicó una investigación que aludía al hecho de que la gente a la que se le había encargado comprar algo para otra persona experimentaba una felicidad mucho mayor que aquellos que se habían comprado algo a sí mismos.

Aquí explicamos por qué la felicidad reside más en el dar que en el tener o en mejorar el estatus social y laboral.

6. Sonríe

No se trata de fingir, pero sonreír nos puede hacer sentir mejor. Por supuesto, es importante que la sonrisa sea el producto de cultivar pensamientos positivos, como afirma un estudio de la Michigan State University. Éste sugiere que los que trabajan de cara al público, si fuerzan una sonrisa falsa a lo largo del día su estado de ánimo empeora y terminan por dejar el trabajo. Sin embargo, aquellos que sonríen como resultado de pensar en cosas positivas mejoran su estado de ánimo y están más alegres.

 José Antonio Marina y el doctor Luis Rojas Marcos, dos de los grandes pensadores de España, explican en esta entrevista a El Confidencial que “cuando yo sonrío, expreso mi bienestar, pero también aumento mi bienestar”.

7. Planea un viaje, aunque no vayas a hacerlo

El mero hecho de planear un viaje o un descanso del trabajo puede contribuir al bienestar. Un estudio publicado en el Applied Research in Quality Life mostraba que el mayor pico de felicidad se experimentaba durante la planificación de las vacaciones, más que durante el propio viaje.

Ello está ligado al sentimiento de anticipación. Como refiere también Shawn Achor, "un estudio reveló que en la gente que pensaba que iba a ver su película favorita se elevaban los niveles de endorfina un 27%".

8. Medita

Un equipo de investigación del Massachusetts General Hospital realizó escáneres cerebrales a 16 personas antes y después de su participación en un curso de meditación de ocho semanas. El estudio, publicado en Psychiatry Research: Neuroimaging, concluía que tras completar el curso las partes del cerebro asociadas con la compasión y la consciencia propia habían crecido, mientras que las partes relacionadas con el estrés se reducían.

Además, meditar suele relajarnos y clarificar nuestra mente, lo que también contribuye a nuestra propia felicidad. Además de aumentar la creatividad y la inteligencia, como defiende el cineasta David Lynch.

9. Múdate cerca del trabajo

El tiempo que nos cuesta llegar al lugar del trabajo tiene un gran impacto en nuestra felicidad. Al fin y al cabo, es algo que hacemos dos veces al día, cinco días a la semana, y la gente a la que le lleva mucho tiempo desplazarse o que lo hace de manera incómoda es menos feliz. Así lo dice The Art of Manliness: "Mientras que muchas condiciones no afectan a nuestra felicidad a largo plazo porque nos acostumbramos a ellas, nunca nos acostumbramos al esfuerzo diario de ir al trabajo. A veces el tráfico es espantoso y a veces no". Así lo decía también Gilbert: "Conducir en un atasco es un tipo distinto de infierno cada día".

10. Practica la gratitud

Estar agradecidos por las cosas que tenemos –lo que implica valorarlas en su justa medida– es muy importante para ser conscientes de nuestra felicidad y disfrutarla más. De hecho, los participantes de un experimento ligado a la gratitud debían, en primer lugar, escribir una lista de las cosas por las que estaban agradecidos, y ese simple hecho ya mejoró su estado de ánimo. Siempre de acuerdo con el refranero español, para el que "es de bien nacido ser agradecido".

De la misma manera que podemos invertir dinero en los demás, podemos invertir nuestro tiempo, lo que resulta ser incluso más satisfactorio y nos proporciona grandes dosis de alegría. Aquí te explicamos cómo trabajar la gratitud para ser más felices.

20141101

Un estudio advierte del grave peligro de beberse tres vasos de leche al día

peligro para las mujeres.. parece que para los hombres es indiferente..


Un estudio advierte del grave peligro de beberse tres vasos de leche al día

Tradicionalmente la leche era considerada como un alimento de lo más saludable, especialmente bueno para fortalecer los huesos gracias a su alto contenido en calcio. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el aumento de personas con intolerancia a la lactosa y otro tipo de afecciones relacionadas, han hecho que se busquen alternativas a la leche de vaca.

Aquellos que estén pensando en pasarse a la leche de soja o de almendras, encontrarán aún más motivos tras conocer los resultados del estudio publicado en el British Medical Journal: el consumo de más de tres vasos de leche al día podría suponer una muerte prematura y mayores riesgos de fracturas óseas especialmente en las mujeres.

Así lo ha tratado de demostrar el profesor Karl Michaelsson de la Universidad de Uppsala en Suecia, cuya investigación plantea que tomar grandes cantidades de leche no es bueno para prevenir fracturas óseas.

No sólo esto, tras 20 años de investigación, sus datos alertan de que un mayor consumo en mujeres y hombres “puede estar relacionado con una mayor tasa de muerte”.

Las mujeres que consumían tres o más vasos al día tenían un 90% más de riesgo de una muerte prematuraPara llegar a estar conclusiones analizaron durante 20 años los efectos del consumo de leche en una muestra de 61.000 mujeres de entre 39 y 74 años de edad, y de más de 45.000 hombres de entre 45 y 79 años (a los que supervisaron durante 11 años).

Las mujeres y la leche: mayor riesgo de muerte prematura

Tras dos décadas de seguimiento del estado de salud de las voluntarias al estudio, Michaelsson y su equipo observaron que el consumo de leche se traducía en mayores posibilidades de sufrir fracturas y, que las mujeres que bebían más de tres vasos al día (cerca de 700 ml), tenían el doble de probabilidades de morir antes que las que ingerían menos de uno.

Al finalizar el periodo de estudio, 25.000 de las examinadas habían muerto y 22.000 sufrieron alguna fractura ósea. “Las mujeres que consumían tres o más vasos al día tenían un 90% más de riesgo de una muerte prematura, un 60% más de posibilidades de tener una fractura de cadera y un 15% más de fracturas óseas en general que las que bebían menos de un vaso”, explica el profesor.

Su alto o bajo consumo apenas influye en los hombres

En el caso de los hombres analizados, las diferencias en las tasas de mortalidad entre los que consumían más o menos leche no fueron demasiado significativas. Alrededor del 20% de los que bebían tres vasos murieron a lo largo de los 10 años siguientes, frente a un 18% en el caso de los que ingerían un único vaso.

Datos mucho menos llamativos ya que valorando la media del conjunto entero, el 19% de los hombres fallecieron en ese mismo periodo, independientemente de la leche consumida a diario.

Tampoco hubo apenas diferencias en las tasas de fracturas. No obstante, entre aquellos que consumían menos de un vaso al día "hubo una tendencia de riesgo de fractura de cadera ligeramente reducida”, comenta  Michaelsson.

Pero, ¿la leche no era buena para los huesos?

La investigación descubrió que la leche incrementaba el riesgo de mortalidad si se hacía un consumo diario de al menos dos vasos. Destacan además, que este hecho “fue evidente con todos los tipos de leche”.

Una de las razones que encuentran los autores para explicar estas connotaciones en el consumo de leche de vaca, es que ésta tiene un alto contenido en Galactosa, un tipo de azúcar que diferentes estudios han demostrado que pueden acelerar el envejecimiento y acortar la vida.

La grasa de la leche anula los efectos positivos del calcio que contiene este alimentoNo obstante, como comentábamos al principio, en ningún momento sentencian que estos resultados sean definitivos. Al contrario, insisten en la idea de que es imposible sacar conclusiones o hacer recomendaciones sobre el consumo de leche hasta que se siga investigando.

Michaelsson opina que “los resultados no pueden aplicarse a personas de otros orígenes étnicos ni con diferentes niveles de tolerancia a la lactosa”, por lo que es necesario ampliar la muestra de estudio a otros países más allá de Suecia, contando también con otro tipo de variables como la calidad de la leche que se consume o la alimentación de las vacas.

Otros lácteos que sí son saludables

La leche quizás no sea buena, pero hay alternativas. De hecho la investigación sirvió para asociar menores tasas de mortalidad y fracturas a la ingesta de lácteos como el queso o el yogur.

Mientras la grasa de la leche anula los efectos positivos del calcio que contiene este alimento, los productos lácteos bajos en grasas tienen efectos beneficiosos mejorando la salud ósea y disminuyendo los riesgos de ataques al corazón.