La epidemia que ignoró el franquismo y mató a 2.000 personas
España, años 50 del siglo XX. Una epidemia de polio se extiende entre
la población, alcanzando su máximo pico a finales de la década. Cerca de
14.000 personas contraen la enfermedad, pero el régimen franquista
decide no realizar una campaña de vacunación que remita la situación. El
criterio económico prima sobre el bienestar de la población y se obvia
la vacuna creada en 1954. Cerca de 2.000 personas fallecen y miles más
sufren secuelas de por vida.
El documental Polio, crónica de una negligencia, que este martes estrena
el programa Sense Ficció de TV3, aborda esta historia y recoge los
testimonios de las personas afectadas que, décadas después de contraer
la enfermedad, supieron que su sufrimiento podría haberse evitado.
El trabajo ha sido realizado por los documentalistas Ricard Belis y
Montse Armengou, autores de otros filmes sobre la represión de la
dictadura franquista como Abuelo, te sacaré de aquí, sobre las víctimas
republicanas enterradas en el Valle de los Caídos, y Los niños perdidos
del franquismo. “Al hacer temas que no se habían tocado nunca generas un
efecto llamada: gente que tiene una problemática asociada a
negligencias o a represión del franquismo contacta contigo. Ya hace
algunos años que afectados de polio contactaron con nosotros por esta
cuestión”, explica Armengou.
Hasta 1963 no se organizó la primera campaña estatal de vacunación
contra la polio. Hasta entonces, la respuesta del franquismo a la
epidemia había sido negar la mayor. “Lo que hace el régimen en primer
lugar es negar la polio. En los nodos de la época hablan de ‘niños
enfermizos’. La polio se obvia porque son conscientes de que no se está
haciendo nada”, relata la documentalista. “Cuando ya no se puede negar,
se dice que no se vacuna porque no se sabe si la vacuna es
suficientemente segura, cuando había probado su solvencia en muchos
países”, añade.
La campaña de vacunación sufrió un nuevo retraso por las peleas internas
del régimen. Las competencias de Sanidad estaban repartidas entonces
entre el Ministerio de Trabajo, controlado por los falangistas, y el de
Gobernación, en manos de los militares. “Se produce una pugna. Después
de estar siete años prácticamente en la epidemia, cuando por fin se
deciden a vacunar aún habrá un retraso por esta discusión en qué vacuna
poner”, señala Armengou.
Una infancia ‘horrorosa’
Sólo los afectados cercanos al régimen o con recursos económicos
pudieron vacunarse al contraer la enfermedad. Las personas sin recursos
fueron a parar a hospitales de beneficencia, donde se les aplicaron las
pocas y recientes técnicas que se habían importado del extranjero:
fisioterapia y operaciones. “Es una época en la que el objetivo es la
normalidad, que el niño camine sin bastón, al precio que sea. Es un tema
muy delicado. Por un lado están los médicos, que con muy buena voluntad
intentaban hacer lo que podían. A algunos les fue bien, pero muchos de
los enfermos te hablan de unas infancias horrorosas, con años ingresados
en los hospitales, escolarizados en los mismos centros, con operaciones
y postoperatorios muy dolorosos”, subraya la directora.
Los autores del documental todavía se centran en una negligencia más,
esta ya en democracia. Entre los 40 y los 50 años de edad, las personas
que contrajeron la enfermedad de niños desarrollan lo que se conoce como
síndrome post-polio, que empeora sus condiciones de salud, y en algunos
casos pueden llevarlas hasta la silla de ruedas. Con la polio
erradicada en la gran mayoría de países, los últimos afectados por el
síndrome ven como no se destinan recursos a su investigación. Además,
las personas afectadas, con este nuevo empeoramiento, “están teniendo
muchos problemas laborales porque no les reconocen una invalidez
correspondiente al grado de minusvalía que tienen”, asegura Armengou.
El documental, que se emitirá este martes en TV3 a las 21.50 horas y
estará disponible próximamente en la web, arroja luz sobre uno de tantos
capítulos ocultos de la dictadura española. Armengou y Belis, que
llevan años trabajando sobre historias del franquismo, destacan la
función del periodismo para difundir unos hechos enterrados por el pacto
de la Transición y la inacción de las instituciones del Estado.
“Estamos en lo de siempre: como las víctimas no tienen reparación, ni
jurídica ni institucional, los documentales acaban siendo una de las
pocas herramientas de denuncia y de reparación”.
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