20140213

La epidemia que ignoró el franquismo y mató a 2.000 personas

La epidemia que ignoró el franquismo y mató a 2.000 personas

España, años 50 del siglo XX. Una epidemia de polio se extiende entre la población, alcanzando su máximo pico a finales de la década. Cerca de 14.000 personas contraen la enfermedad, pero el régimen franquista decide no realizar una campaña de vacunación que remita la situación. El criterio económico prima sobre el bienestar de la población y se obvia la vacuna creada en 1954. Cerca de 2.000 personas fallecen y miles más sufren secuelas de por vida.

El documental Polio, crónica de una negligencia, que este martes estrena el programa Sense Ficció de TV3, aborda esta historia y recoge los testimonios de las personas afectadas que, décadas después de contraer la enfermedad, supieron que su sufrimiento podría haberse evitado.

El trabajo ha sido realizado por los documentalistas Ricard Belis y Montse Armengou, autores de otros filmes sobre la represión de la dictadura franquista como Abuelo, te sacaré de aquí, sobre las víctimas republicanas enterradas en el Valle de los Caídos, y Los niños perdidos del franquismo. “Al hacer temas que no se habían tocado nunca generas un efecto llamada: gente que tiene una problemática asociada a negligencias o a represión del franquismo contacta contigo. Ya hace algunos años que afectados de polio contactaron con nosotros por esta cuestión”, explica Armengou.

Hasta 1963 no se organizó la primera campaña estatal de vacunación contra la polio. Hasta entonces, la respuesta del franquismo a la epidemia había sido negar la mayor. “Lo que hace el régimen en primer lugar es negar la polio. En los nodos de la época hablan de ‘niños enfermizos’. La polio se obvia porque son conscientes de que no se está haciendo nada”, relata la documentalista. “Cuando ya no se puede negar, se dice que no se vacuna porque no se sabe si la vacuna es suficientemente segura, cuando había probado su solvencia en muchos países”, añade.

La campaña de vacunación sufrió un nuevo retraso por las peleas internas del régimen. Las competencias de Sanidad estaban repartidas entonces entre el Ministerio de Trabajo, controlado por los falangistas, y el de Gobernación, en manos de los militares. “Se produce una pugna. Después de estar siete años prácticamente en la epidemia, cuando por fin se deciden a vacunar aún habrá un retraso por esta discusión en qué vacuna poner”, señala Armengou.

Una infancia ‘horrorosa’

Sólo los afectados cercanos al régimen o con recursos económicos pudieron vacunarse al contraer la enfermedad. Las personas sin recursos fueron a parar a hospitales de beneficencia, donde se les aplicaron las pocas y recientes técnicas que se habían importado del extranjero: fisioterapia y operaciones. “Es una época en la que el objetivo es la normalidad, que el niño camine sin bastón, al precio que sea. Es un tema muy delicado. Por un lado están los médicos, que con muy buena voluntad intentaban hacer lo que podían. A algunos les fue bien, pero muchos de los enfermos te hablan de unas infancias horrorosas, con años ingresados en los hospitales, escolarizados en los mismos centros, con operaciones y postoperatorios muy dolorosos”, subraya la directora.

Los autores del documental todavía se centran en una negligencia más, esta ya en democracia. Entre los 40 y los 50 años de edad, las personas que contrajeron la enfermedad de niños desarrollan lo que se conoce como síndrome post-polio, que empeora sus condiciones de salud, y en algunos casos pueden llevarlas hasta la silla de ruedas. Con la polio erradicada en la gran mayoría de países, los últimos afectados por el síndrome ven como no se destinan recursos a su investigación. Además, las personas afectadas, con este nuevo empeoramiento, “están teniendo muchos problemas laborales porque no les reconocen una invalidez correspondiente al grado de minusvalía que tienen”, asegura Armengou.

El documental, que se emitirá este martes en TV3 a las 21.50 horas y estará disponible próximamente en la web, arroja luz sobre uno de tantos capítulos ocultos de la dictadura española. Armengou y Belis, que llevan años trabajando sobre historias del franquismo, destacan la función del periodismo para difundir unos hechos enterrados por el pacto de la Transición y la inacción de las instituciones del Estado. “Estamos en lo de siempre: como las víctimas no tienen reparación, ni jurídica ni institucional, los documentales acaban siendo una de las pocas herramientas de denuncia y de reparación”.

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