20130620

Accidente, Hospital de Cruces, Vejaciones y Medicina Pública

Accidente, Hospital de Cruces, Vejaciones y Medicina Pública

Esto es lo que le pasó a un amigo mío en Agosto de 2.008 :

"Trabajaba en la zona de Mondragón, montando maquinaria industrial. Había hecho, como tantas veces, 2 horas extras y estaba muy cansado esa tarde. Tenía unas ganas locas de llegar a casa, en el casco viejo de Bilbao.

Iba solo y veloz en mi Dacia Logan. Subí el puerto de Kanpazar y en la bajada, al final, llegando a Durango, empezó a caer "sirimiri". Había hecho esa ruta más veces, pero entre mi velocidad y el asfalto resbaladizo, perdí el control en una doble curva con forma de "cuatro".

No lo recuerdo muy bién pero creo que pasó lo siguiente:

Antes de salirme hacia el campo, me embistió un coche que iba bién por su carril. Afortunádamente no les pasó nada grave, salvo el susto, el destrozo de su coche y las complicaciones derivadas.

Yo debí salir despedido, rompiendo una ventana con la cabeza, quizás volé y caí sobre mi costado derecho, pero no lo sé.

Me acuerdo de estar consciente en la carretera, aturdido, recogiendo una de mis sandalias. Y gente poniéndome una manta. Debieron llegar los chicos de la D.Y.A. de Durango (meses después traté de darles las gracias, pero se me saltaron las lágrimas en su local y me fuí).

El caso es que debía tener muy mala pinta y un helicóptero me recogió para llevarme a Cruces urgéntemente. A mi lado iba una mujer guapísima, toda dulzura, me atendió todo el vuelo, me cogió la mano, creo, me calmó muchísimo y me pareció un ángel. Creo que no perdí la consciencia en ningún momento.

Pero en el hospital todo cambió. Para empezar, me preguntaron varias veces si yo iba conduciendo muy rápido...¿? ¿?... Yo contestaba siempre la verdad: Que sí. Y no sólo un camillero, o un celador (o lo que fueran) sinó varias personas de forma consecutiva. Después...

...vinieron los desprecios, las "negligencias" y el maltrato: Una administradora me estuvo acosando los 2 o 3 días que estuve en Cruces, que si "papeleos", que si "habitación", que si "a la puta calle".

Dos médicas o enfermeras (o lo que fueran) me quitaron algunos cristales de la cabeza y me "cosieron". Pero ni me afeitaron, ni me calmaron los dolores, ni me trataron con cuidado.

El último día, me pusieron de patitas en la calle, con la cabeza hinchada, vendada, el cuerpo muy dolorido, desnudo (sin camiseta, con mi pantalón corto y las sandalias). Sin un duro, sin móvil, sin documentos, sin nada (todo quedó en el destrozado coche) y con un aspecto terrible. Era una situación espantosa.

Hablé con varios taxistas a la puerta de Cruces, prometiéndoles el dinero al llegar a mi casa en Bilbao, pero ninguno quiso. Y la verdad, lo entiendo.

Desesperado volví a entrar, para buscar una solución, aunque ya me habían aclarado que me buscara la vida. Milagrósamente llegó allí una mujer, desde la calle, que debía tener cierta autoridad, pues me vió y sin yo decir nada, montó un "pollo" y me consiguió una ambulancia. Fué providencial.

Al llegar a casa tuve suerte pues mi compañero de piso estaba dentro y pudo abrirme, aunque no me reconocía.

Durante semanas me estuve quitando cristalitos de la cabeza, yo mismo en mi casa.

Total, todo el mundo se portó muy bién conmigo, los otros conductores, la gente de la D.Y.A. de Durango, el "ángel" del helicóptero y la "superwoman" final. Todos salvo los que estaban más obligados a ello, los trabajadores del principal Hospital de Vizcaya.

Para los primeros, mi agradecimiento eterno. Para los segundos, la maldición de que les pase lo mismo algún día.

Y a los afectados por el choque les pido perdón, en especial a la familia del otro coche.

¿Por qué me humillaron y me malcuraron en Cruces? Creo que porque la culpa del accidente fué mía. Me consideraron un criminal al volante, me juzgaron y me declararon maltratable."


Aunque han pasado cinco años, este caso ilustra bién un gran defecto de la sanidad pública española: La prepotencia.

Mi amigo es un tío de lo más sincero, de esos que tienen (o tenían) una fé ciega en los médicos. Si añadimos a ésto su miedo y su confusión tras el accidente, entenderemos que no fuera capaz de responder adecuádamente. Tiempo después yo le aconsejé que denunciara, pero no quiso. Dijo que era un follón, que no sabía nombres, ni cargos. Por supuesto nadie le explicó apenas nada, ni se identificaron. Ni se acordaba de las caras (casi mejor). Me dijo que él ya había aprendido la lección y que no quería perder su tiempo ni su dinero para no llegar a nada. Y que las consecuencias no eran graves (picores, granitos, "escamas" raras, cicatrices feas y bultitos duros en la frente y en la sién). La angustia que vivió la tiene olvidada.

Sé que mi amigo no debió ir tan rápido aquel día, que merecería una multa o quizás algún otro castigo. ¿Pero por parte de quienes deben salvar vidas? ¿Sin un proceso legal? ¿Nos hemos vuelto locos?

Los médicos en España siempre han sido una casta especial. Por partida doble: Funcionarios y de "buena familia". Aunque ahora ya no son de clase tan alta, siguen con los humos subiditos. Y el resto del sistema sanitario actúa igual, por narices.

Gregory House dice que los pacientes siempre mienten. Joder, como para no hacerlo. Que se porten los médicos como lo que son, no como jueces o policías. Mi consejo es que nunca confiesen a los matasanos españoles que han sido imprudentes o que tienen hábitos "mal vistos". MIENTAN. Todo lo hicieron bién. La enfermedad o las heridas son casualidades.

Yo he tenido vivencias parecidas (aunque no tan graves) y cada día desconfío más de los profesionales de la mala salud. Ni privados ni públicos. El problema es que la medicina pública la pagamos por obligación y no hay relación entre el salario que cobran y la calidad del servicio. El médico no vive de los pacientes. Y aparecen los abusos. Es casi inevitable.

Sólo un par de veces he tenido contacto con médicos privados (dentistas) y el servicio fué tan bueno que me quitaron el miedo para siempre. El trato fué exquisito. No puedo imaginar a un médico que vive de sus clientes haciéndoles algo como lo que le pasó a mi amigo.

Mientras haya matasanos-burócratas sin ética profesional, sin vocación, creyéndose diosecillos, estaremos expuestos a estas peligrosas injusticias. Y mucho me temo que a pesar de que nuestros servidores públicos sanitarios deberían esmerarse más en épocas de recortes y crisis (por su propio bién, para ganarse la confianza de sus pacientes y de los ciudadanos que les pagamos) seguiremos viendo estos "tratamientos".

Pero también habrá más respuestas contundentes contra los "justicieros" de bata blanca.

Al tiempo.

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