Prohibir el tabaco
El tabaco es muy peligroso, aunque sea legal. El 30% de los cánceres
están vinculados al tabaquismo. Ese porcentaje llega hasta el 90% en el
caso de los cánceres de pulmón. La única diferencia que hay con otras
drogas es que permite que el adicto lleve una vida normal, aunque su
salud a largo plazo se ve perjudicada. Si el ser humano fuera plenamente
racional nadie fumaría. Sin embargo, estamos lejos de llegar a ese
nivel de desarrollo. También son irracionales las guerras, el crimen y
tantas otras cosas que causan dolor a las personas pero que seguimos
haciendo.
En mi opinión es necesario prohibir el tabaco. Una medida de ese calado y
que afecta a tanta gente no puede implantarse de un día para otro, sino
que debería hacerse de manera progresiva. Lo primero que haría sería
convertirlo en un producto de lujo doblando o triplicando su precio.
Luego restringiría los lugares donde se vende. Quitaría las máquinas de
tabaco de los bares y de las discotecas. Estas medidas deberían
acompañarse con una intensa campaña publicitaria donde se informara de
los peligros de esa droga y con un plan sanitario para ayudar a la gente
a abandonar ese pernicioso hábito. El paso final sería la prohibición
de su venta y consumo en lugares públicos. Por supuesto habría gente que
lo compraría en otros países o tráfico ilegal. No obstante lograríamos
reducir mucho el porcentaje de fumadores. Y eso sería un gran avance
para todos.
Es mentira que el tabaco sea un gran negocio para el Estado. Sin
considerar el drama humano que provoca, todas esas muertes que se
podrían evitar, desde un punto de vista económico es una ruina. Lo que
se recauda en impuestos es mucho menos que lo que nos gastamos en
atención médica. Esto es especialmente cierto en España, donde existe un
servicio sanitario universal pagado por todos los ciudadanos, los que
fuman y los que no fumamos.
Resulta absurdo que los fumadores reclamen su 'libertad' para fumar. Las
drogas destruyen el libre albedrío de la persona al convertirla en
adicta a una sustancia. Lo que alguien hace con su cuerpo no es algo que
únicamente importe al interesado, sino que afecta al conjunto de la
sociedad. Es un tema de salud pública. No hay ninguna libertad en ser
prisionero de una sustancia que nos hace daño y perjudica a todos los
que nos rodean.
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