El exceso de alcohol en los jóvenes españoles es como una mortal hipoteca que les pasará mortal factura en su salud. No contentos con tomarse una copa, casi cuatro de cada diez jóvenes españoles de entre 14 y 18 años se han emborrachado en el último mes, lo que sitúa nuestro país en la cuarta posición del ranking en exceso de alcohol a estas edades, según un informe de la Comisión Europea. Ser de los primeros de esta lista no es como para sentirse orgullosos, sobre todo teniendo en cuenta que el alcohol mata cada año 115.000 personas en el continente.
Aunque los 18 años es la edad legal para comprar alcohol en 13 comunidades autónomas españolas, casi la mitad de los adolescentes entre 14 y 18 años se ha emborrachado alguna vez en su vida, según la última Encuesta Estatal sobre el Uso de Drogas en Enseñanza Secundaria, promovida por el Ministerio de Sanidad y Consumo. Y casi cuatro de cada diez lo ha hecho en el último mes. Lo más preocupante es que este porcentaje supone un aumento del 40 por ciento en el número de borracheras respecto al 2002.
Pero no es el único dato alarmante. Las pautas de consumo de nuestros jóvenes escapan a cualquier racionalidad: la cantidad media consumida en una sola sesión supera los 60 gramos de alcohol puro (el equivalente a 1,5 litros de cerveza), y uno de cada seis jóvenes practica el atracón del alcohol, es decir, que toman cinco o más bebidas en una sola ocasión. Lo que ubica a España a la cabeza de los 'atracones', por detrás de los irlandeses, holandeses y británicos, pero lejos de los italianos y los franceses que son los más moderados.
Además, la práctica del botellón aumenta cada vez más y ya es seguida por la mitad de los adolescentes en los municipios donde ya es una práctica "tradicional" y, en general, es practicado en toda España por el 6 por ciento de nuestros adolescentes.
Responsable de 60 enfermedades, algunas mortales
Los datos alcohol & jóvenes incitan a la reflexión, sobre todo teniendo en cuenta que el alcohol está detrás de 60 tipos de enfermedades diferentes, incluyendo accidentes y lesiones, problemas mentales, cáncer y patología cardíacas; y es el culpable de la muerte de 115.000 europeos, como alerta el último informe de la Comisión Europea El alcohol en Europa: una perspectiva de salud pública".
Otra realidad preocupante es que cuatro de cada diez conductores fallecidos al volante presentaban índices de alcoholemia positivos, según el informe europeo y, en datos globales, el alcohol es la tercera causa de enfermedad y muerte en Europa, por detrás del tabaco y la hipertensión arterial, y por delante de factores como el sobrepeso, la hipercolesterolemia y las drogas ilegales.
Para muchos especialistas, los jóvenes no son plenamente conscientes de todos estos riesgos a los que se exponen si abusan del alcohol, pese a disponer de información suficiente y campañas de prevención promovidas por Sanidad. "Pasa lo mismo que con el cannabis o el éxtasis, la percepción de riesgo entre nuestros adolescentes es mínima, mientras que los sucesos relacionados con la pérdida de control, muchos", advierte la doctora Marta Torrens, jefa de la Unidad de Toxicomanías del Servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar de Barcelona. La doctora Torrens añade que el peligro de beber sin moderación se multiplica si "añadimos éxtasis u otro tipo de drogas ileales, algo demasiado habitual entre nuestros jóvenes, una bomba de relojería para el corazón y cerebro".
Medidas que funcionan en toda Europa
El informe de la Comisión Europea también se hace eco de la efectividad demostrada científicamente de ciertas estrategias de gobierno para reducir el impacto negativo del alcohol en la sociedad y, en especial, en nuestros jóvenes.
Comenzando por el aumento de impuestos específicos y precio de las bebidas, la restricción de la disponibilidad (edad legal, restricciones de horarios, lugares, etc.), las restricciones de la comunicación comercial, los controles aleatorios de alcoholemias para conductores, un límite bajo de alcoholemia legal y la suspensión del permiso de conducir, son las más efectivas.
Según el informe, la aplicación de un amplio abanico de medidas efectivas podría evitar un 2 por ciento de discapacidades y muertes prematuras en la Unión Europea, con un coste equivalente del uno por ciento de los costes tangibles que el alcohol le impone a la sociedad. Los datos hablan por sí mismos.
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