Un hospital gestionado por Capio, obligado a pagar 100.000 euros por no diagnosticar un cáncer a tiempo
Pilar
Lucas Vaquero, de 50 años, acudió tres veces a las Urgencias de la
Fundación Jiménez Díaz de Madrid aquejada de dolores renales después de
que su médico de familia le diagnosticara una infección de orina. Cuatro
meses después, en octubre de 2012, la señora Lucas era operada de un
cáncer de riñón. Murió en marzo de 2013.
Por ese caso, el Servicio Madrileño de Salud ha sido condenado a pagar
100.000 euros de indemnización a su viudo, Olegario Ramiro, que califica
de "inhumano" el trato que recibió su mujer en el hospital. El Tribunal
Superior de Justicia de Madrid (TSJM) considera que la Fundación
Jiménez Díaz, uno de los cuatro hospitales públicos de Madrid
gestionados por Capio, prestó una asistencia sanitaria "deficiente" con
un "claro retraso en el diagnóstico de la enfermedad" de la paciente
"con evidente pérdida de oportunidad en su tratamiento".
Pilar acudió a su centro de salud en junio de 2007 aquejada de "dolor en
la parte baja de la espalda y emisión de sangre con la orina". Se le
diagnosticó una infección de orina y fue tratada con antibióticos. La
paciente mejoró durante los primeros días, pero los dolores volvieron a
aparecer y el 29 de junio acudió a las Urgencias de la Fundación Jiménez
Díaz. Aun así, el diagnóstico y el tratamiento no cambiaron. La misma
situación se repitió dos veces más. La primera, el 30 de agosto, tras
"sufrir hematuria [sangre en la orina] y molestias en la región lumbar
izquierda", según señala el informe médico-legal aportado a la causa.
Los facultativos repitieron "el mismo diagnóstico con las mismas pruebas
exploratorias y parecido tratamiento".
El viudo de Pilar Lucas califica de "inhumano" el trato que recibió su mujer
La segunda visita a Urgencias fue el 7 de septiembre. Ese día, los
médicos le hicieron una radiografía en el abdomen pero no encontraron
nada extraño, por lo que repitieron el mismo tratamiento. Al día
siguiente (festivo) Pilar acudió a las Urgencias de su centro de salud,
donde le informaron de que era intolerante al medicamento que estaba
tomando y que debía hacerse una ecografía. Luego, volvió a las Urgencias
del centro gestionado por Capio. "La paciente insiste ante los médicos
que el cuadro clínico de cistitis no parece normal en su evolución,
solicita pruebas complementarias como una ecografía, a lo que se niegan
los facultativos del hospital por no indicarlo los protocolos del
centro", señala el informe médico-legal.
"Advertí al jefe de las Urgencias de que si le daba el alta a mi mujer,
le denunciaría a los juzgados. Él me miró, firmó el alta, sonrió y me
dijo: 'Ahora váyase usted adonde quiera'", rememora el viudo de la
paciente por teléfono. Ante esa negativa, Pilar acudió a su seguro de
asistencia médica privada y, tras ser vista por el urólogo de guardia,
éste le prescribió con carácter de urgencia una ecografía y un TAC.
Estas pruebas, realizadas el 10 y 11 de septiembre, pusieron de
manifiesto "la existencia de una masa renal derecha como probable
hipernefroma [el tumor renal más frecuente]". Cuando la Fundación
conoció ese diagnóstico, llamó a la paciente. "Le dijeron que estaban a
su disposición y que acudiera urgentemente al centro hospitalario",
recuerda Olegario.
"Todavía tengo secuelas"
Con ese diagnóstico de la clínica privada, Pilar regresó a la Fundación
Jiménez Díaz, donde tras estudiar las pruebas, le diagnosticaron
Neoplastia Maligna de Riñón. El tumor se estaba extendiendo al hígado.
El 8 de octubre fue operada de cáncer.
El tratamiento post-operatorio, implantado hacía seis meses en España y
un año en Estados Unidos, no estaba disponible en la farmacia y, con
receta, le dijeron a Olegario que tardaría unos 20 días en llegar a la
botica. "Pagué la medicación con un cheque de 6.000 euros y al día
siguiente, mi mujer se tomó la primera pastilla", cuenta Olegario, a
quien después le reembolsaron esa cantidad.
Tras varias recaídas, Pilar falleció el 11 de marzo de 2008. "Fue una
odisea terrible", relata Olegario, "estuve desesperado, y todavía tengo
secuelas de todo aquello", cuenta.
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