Vacunas contra el sarampión para los adolescentes ingleses
Inglaterra quiere plantarle cara al sarampión. Tras un repunte de los
casos, las autoridades sanitarias del país han decidido poner en marcha
una campaña de vacunación dirigida a los jóvenes, muchos de los cuales
no recibieron la inmunización de niños.
Durante la década de los 90 se popularizó en el país cierta desconfianza
hacia las vacunas, lo que hizo que muchos padres no completaran la
cartilla de vacunación de sus hijos. Pero precisamente esa falta de
protección generalizada es la que está dando alas a un nuevo brote de
enfermedades como el sarampión.
En lo que va de año, se han registrado 583 casos de la enfermedad, que
produjo nada menos que 20.000 infecciones en 2012. En Gales, el país
vecino, se han contabilizado 886 casos en los últimos seis meses, 378
sólo en el mes de abril. Un hombre de 25 años, que padecía la
enfermedad, falleció la semana pasada. Si los análisis confirman que el
sarampión era la causa, se trataría del primer fallecimiento desde 2008
que se produce en Reino Unido a causa de este trastorno.
Para el ministro británico de Sanidad, Jeremy Hunt, es hora de "acabar
con el mito" que desde hace años liga a la vacuna de la triple vírica
(sarampión, paperas, rubeola) con el autismo.
La polémica relación comenzó con la publicación, en 1998, de un artículo
en la revista 'The Lancet' que asociaba las vacunas con el trastorno
del desarrollo. Pese a que en innumerables ocasiones se ha desmentido la
validez del trabajo liderado por Andrew Wakefield, la sospecha ha
encontrado hueco en algunos grupos de padres.
El mismo Tony Blair contribuyó a sembrar la duda cuando, en 2001, no quiso aclarar si había vacunado a su hijo Léo.
En 2005, las tasas de vacunación en Reino Unido cayeron -de media- por
debajo del 80% (en algunas regiones la inmunización fue mucho más baja).
Hoy en día, las cifras de 'pinchazos' se sitúan en torno al 88%.
El ministro de Sanidad ha confirmado en comparecencia parlamentaria que
los adolescentes actuales corren un riesgo especial dado que no fueron
vacunados de bebés y que en estos meses hay una circulación mucho mayor
de la enfermedad.
Según ha señalado Helen Bedford, del Instituto de sanidad infantil del
University College de Londres, en la capital británica, el riesgo es
especialmente alto ya que, hace 10 años, las tasas de vacunación en
Londres se redujeron al 50% en ciertos barrios.
Las estimaciones que barajan las autoridades muestran que "cerca de
330.000 jóvenes de edades comprendidas entre los 10 y los 16 años, lo
que equivale al 8% de toda la población de ese grupo, no ha sido
vacunada. Además, "otros 330.000 necesitarían al menos un nuevo pinchazo
para estar completamente protegidos".
Un tercer grupo similar formado por niños de menos de diez años y
adolescentes mayores de 16, también necesitarían la vacuna, aseguran las
autoridades. En total, un millón de jóvenes estarían llamados a
vacunarse en estos días.
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