Unas 70 sectas operan en Málaga atraídas por la confluencia de culturas
De tipo espiritual, religioso, económico, sexual o relacionados con la
salud. La proliferación de grupos sectarios es una realidad que avanza a
pasos agigantados y que se cuela en todos los estratos de la sociedad
como una telaraña aprovechando la vulnerabilidad de aquellos que por sus
circunstancias personales se convierten en las víctimas perfectas. La
Costa del Sol es, junto a la costa levantina y algunas islas como
Tenerife, uno de los puntos más calientes para el asentamiento de estas
actividades coercitivas atraídas por la multitudinaria confluencia de
personas y culturas. Se calcula que solo en la provincia de Málaga
operan entre 60 y 70 de todo tipo de estos grupos, frente a los 150 que
hay en España y las más cien que tienen sede en Andalucía.
En este listado, reconocido por múltiples expertos, están incluidos
todos aquellos grupos que aplican técnicas de manipulación mental sobre
otras personas. Pero, según José Miguel Cuevas, psicólogo clínico y
social y experto en sectas, podrían ser muchos más porque cada año
surgen nuevos movimientos de toda índole e incluso hay otros de origen
autóctono de carácter local, apenas formados por entre 30 y 50 personas,
de los que apenas se conoce su funcionamiento.
La mayor parte tienen sede en Málaga capital, aunque el experto matizó
que "no podemos ceñirnos a una localización concreta porque sus técnicas
de captación se hacen en cualquier punto mediante ponencias o reuniones
para captar a mucha gente". Existen numerosos perfiles de sectas, pero
el nexo común es que suelen vender cubrir las necesidades que cada uno
tiene en un momento determinado de su vida. Los que más víctimas atraen
son los llamados grupos de la nueva era, relacionados con las energías y
que ofrecen cambios de conciencia, alternativas de sanación y una
ecología malentendida en la que se promulgan creencias ancestrales
dedicadas a la Madre Tierra.
Luego están las sectas de corte piramidal que, según el psicólogo, son
organización que "prometen a sus víctimas que con sus productos podrán
hacerse ricos o podrán sanar enfermedades como el cáncer". Además del
engaño, explicó que las consecuencias de pertenencia a estos grupos es
que "buscan la dependencia psicológica del individuo hasta llegar a
cambiar por completo su vida y aislarlos de los demás".
Los grupos de tipo comercial son los que se dedican a vender a puerta
fría y suelen ofrecer ofertas de trabajo de dudosa legalidad. "Aplican
técnicas coercitivas para hacerle creer al empleado que si vende mucho
llegará a tener su propia franquicia", señaló. Otros tipos son las
sectas de corte clásico de ámbito nacional e internacional, más
habituales en las grandes ciudades, y los grupos que ofrecen terapias
sin ninguna validez científica.
Cientos de personas caen cada año en las redes de estas organizaciones
que persiguen anularlas hasta someterlos a sus ilícitos fines. Pero es
prácticamente imposible cuantificar el número de afectados que han sido
seducidos por alguno de estos grupos sectarios, como tampoco existe un
perfil concreto que defina a las víctimas. De hecho, el también profesor
del departamento de Psicología Social de la Universidad de Málaga
aseguró que la mayor parte de miembros sectarios son "personas cultas,
inteligentes, muy trabajadoras y responsables, que normalmente provienen
de familias normalizadas y que tienen inquietudes culturales y
sociales".
El motivo, señaló, es que normalmente las sectas, como ocurre con las
empresas cuando hacen una selección de personal, "buscan personas
brillantes, con éxito, que atraigan a más miembros a sus filas, que sean
moldeables y, en definitiva, buenas personas con ganas de superarse y
de aprender". Pero en realidad nadie está exento de caer en las redes de
estos grupos. "Cuando me preguntan quién está en riesgo de entrar en
una secta suelo responder: ¿tienes alguna inquietud, hobby, afición?...
¿Eres sociable, te gustan las personas?... entonces eres captable por
alguna secta", dijo Cuevas.
Aunque depende de la personalidad y las circunstancias de cada uno en un
momento determinado para que se acerque una u otra secta porque
normalmente tratan de captar a sus víctimas ofreciéndoles cumplir sus
deseos o cubrir sus necesidades. Sin embargo, el psicólogo especializado
en sectas recordó que "los factores situacionales son más relevantes
que los personales". Es decir, una situación de vulnerabilidad personal,
como la muerte de un familiar, la detección de una enfermedad, una
ruptura sentimental o una situación de desempleo, "te puede arrastrar
más fácilmente a las tentaciones y engaños del grupo sectario, experto
en disfrazarse y tentar a personas normales", señaló.
La captación se suele llevar a cabo mediante una combinación de la
vulnerabilidad situacional y personal unido a las técnicas coercitivas
aplicadas, que previamente han sido entrenadas y testadas para unir a su
causa al mayor número de personas posible. Salir de estos grupos suele
ser difícil, aunque depende del grado de persuasión, manipulación y
tiempo que se esté en él. El principal problema para lograrlo, afirmó
Cuevas, es que "la víctima piensa que pertenece a una elite y que debe
mentir a veces para conseguir un mundo mejor. No piensa en ningún
momento que lo que hace está mal".
Pero solo hay un programa de detección de dependencia grupal para tratar
a las familias y a los afectados en la provincia. El Ayuntamiento de
Marbella ofrece este servicio de forma gratuita, donde Cuevas también
trabaja como psicólogo para ofrecer ayuda a estas personas. Más de cien
víctimas han sido atendidas.
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